Un siglo y medio de contaminación acumulada que se convirtió en un ícono.
La cuenca Matanza-Riachuelo cubre una superficie total de 2240 kilómetros cuadrados. Su curso atraviesa 14 municipios de la provincia y parte de la Ciudad de Buenos Aires y en sus alrededores viven unas 5 millones de personas que están en permanente riesgo por la contaminación que vierten allí las más de 4 mil industrias situadas en la zona.
Leptospirosis, triquinosis, peste bubónica, peste pulmonar, hantavirus, fiebre hemorrágica argentina, salmonelosis, fiebre tifoidea, fiebre paratifoidea, hepatitis A, hepatitis E. Estas son algunas de las enfermedades a las que se enfrentan a diario los vecinos del curso de agua más contaminado del país. Es el basurero a cielo abierto de las fábricas, que genera un problema ambiental, urbanístico y arquitectónico, pero principalmente uno social.
A pesar de ser siempre una promesa electoral, la ausencia de políticas públicas tendientes a mejorar este panorama desolador empeoró cada vez más la situación. La desidia reflejada en tantos años de promesas incumplidas.
De un total de 466 empresas relevadas, los inspectores detectaron que 51 industrias son “agentes contaminantes graves”, es decir que vierten residuos tóxicos riesgosos en el agua. Se trata de curtiembres; elaboradoras de grasas, subproductos ganaderos y harinas de hueso; triperías; fábricas de levaduras y de bebidas; y mataderos. Algunas de ellas son Frigorífico First, de Jorge Luis Tolosa SA; Fibra Papelera SA; La Esperanza SRL, Frigorífico La Pompeya; Curtiembre A Gaita; Curtiembre La Teresa; Pantin; Curtiembre Vietri; La Ganadera Arenales y La Ganadera Nueva Escocia.
¡El agua es un derecho humano!
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